domingo, 29 de mayo de 2011
lunes, 7 de junio de 2010
Derecha, futbol y rock and roll!!!
Poco a poco me he venido enterando de qué diablos se trata la Iniciativa México: un genial y risible intento de canalización mediática de la explosiva pobreza traducida en violencia social. Lo que no es risible, sino trágico, es la nula atención o reflexión de la sociedad mexicana sobre el aparato propagandístico del que ha sido víctima.
Los goles ante Sudáfrica se festejarán con campanas que retumbarán en los centros de la tierra al sonoro rugir del botín de Carlos Vela o "El chicarito" Hernández, lo que nos llevará a tierra prometida lavada de sangre: el quinto partido. Asunción patriótica.
Ni esta ni próximas epopeyas y sublimaciones tricolores -como redentoras de lo irredemible- tienen la etiqueta MADE IN MEXICO. Debemos recordar que no somos el único país que funda buena parte de su nacionalismo en podridas estructuras deportivo-mediáticas, ya que las dictaduras en Argentina y Brasil, Mussolini en Italia, la Monarquía en España, el american way of life of burgers and football en Estados Unidos, etc., son todos ejemplos del mismo fenómeno de supervivencia nacionalista: estos países podrían bien balcanizarse y entrar en una crisis social de no tener en su haber sendas y eficaces religiones, filosofías y amusements sportifs. Ante la vacuidad de la sociedad global capitalista contemporánea organizada en pequeñas parcelas comercio-administrativas, es de destacar la importancia que toma el espectáculo deportivo como escaparate necesario capaz de hacer caer en una red omniabarcante (psicológica, económica, cultual e incluso política), a buena parte de la población global (particularmente la masculina).
Se puede ver, entonces, que no somos patentadores sino presa de este fenómeno y hay que decir que somos de los que se encuentran en más graves situaciones de emergencia humana. El gobierno en turno entiende muy bien el momento. Su estrategia, poco creativa realmente, ha sido ya elegida: hundiéndose el barco apuesta por el coraje y la garra de nuestros mejores mancos transmutados en bizarros héroes únicos capaces de regresar, anímica y metafóricamente, el verdor a los campos, la vida a los muertos, el pan a los vivos.
Frente al asunto mi deseo más profundo -paradójicamente nacionalista- es que México sea goleado por Sudáfrica, Francia y Uruguay (pobre de la gente de aquellos países).
Digo esto porque pienso el gran fracaso futbolístico traería un breve colapso total, un desvanecimiento de la nación en el seno de cada uno de los "mexicanos". De esa manera, el artificio y territorio burocrático de negocios y zonas de influencia mal organizadas en catástrofe continua acabaría en alguna medida en ser desvelado, desmitificado, desintegrado, al menos, por un segundo: de reflexión, de cuidado y autocrítica, albergado en unos, en muchos, en todos los "mexicanos".
O tal vez en nadie. Pues, allende mis mejores deseos, resultaría muy probable que la Iniciativa México y el entusiasmo y motivación pamboleras nacionales de todas formas sobrevivieran y marcaran el rumbo suicida del país, pues las manecillas del reloj y agendas apuntarían a un proyecto nacional 2014, Rio de Janeiro, samba y militarización, es decir, a cuatro año de sueños e ilusiones mexicanas.
Ciclicidad y renovación de las esperanzas de millones, de un pueblo.
Los goles ante Sudáfrica se festejarán con campanas que retumbarán en los centros de la tierra al sonoro rugir del botín de Carlos Vela o "El chicarito" Hernández, lo que nos llevará a tierra prometida lavada de sangre: el quinto partido. Asunción patriótica.
Ni esta ni próximas epopeyas y sublimaciones tricolores -como redentoras de lo irredemible- tienen la etiqueta MADE IN MEXICO. Debemos recordar que no somos el único país que funda buena parte de su nacionalismo en podridas estructuras deportivo-mediáticas, ya que las dictaduras en Argentina y Brasil, Mussolini en Italia, la Monarquía en España, el american way of life of burgers and football en Estados Unidos, etc., son todos ejemplos del mismo fenómeno de supervivencia nacionalista: estos países podrían bien balcanizarse y entrar en una crisis social de no tener en su haber sendas y eficaces religiones, filosofías y amusements sportifs. Ante la vacuidad de la sociedad global capitalista contemporánea organizada en pequeñas parcelas comercio-administrativas, es de destacar la importancia que toma el espectáculo deportivo como escaparate necesario capaz de hacer caer en una red omniabarcante (psicológica, económica, cultual e incluso política), a buena parte de la población global (particularmente la masculina).
Se puede ver, entonces, que no somos patentadores sino presa de este fenómeno y hay que decir que somos de los que se encuentran en más graves situaciones de emergencia humana. El gobierno en turno entiende muy bien el momento. Su estrategia, poco creativa realmente, ha sido ya elegida: hundiéndose el barco apuesta por el coraje y la garra de nuestros mejores mancos transmutados en bizarros héroes únicos capaces de regresar, anímica y metafóricamente, el verdor a los campos, la vida a los muertos, el pan a los vivos.
Frente al asunto mi deseo más profundo -paradójicamente nacionalista- es que México sea goleado por Sudáfrica, Francia y Uruguay (pobre de la gente de aquellos países).
Digo esto porque pienso el gran fracaso futbolístico traería un breve colapso total, un desvanecimiento de la nación en el seno de cada uno de los "mexicanos". De esa manera, el artificio y territorio burocrático de negocios y zonas de influencia mal organizadas en catástrofe continua acabaría en alguna medida en ser desvelado, desmitificado, desintegrado, al menos, por un segundo: de reflexión, de cuidado y autocrítica, albergado en unos, en muchos, en todos los "mexicanos".
O tal vez en nadie. Pues, allende mis mejores deseos, resultaría muy probable que la Iniciativa México y el entusiasmo y motivación pamboleras nacionales de todas formas sobrevivieran y marcaran el rumbo suicida del país, pues las manecillas del reloj y agendas apuntarían a un proyecto nacional 2014, Rio de Janeiro, samba y militarización, es decir, a cuatro año de sueños e ilusiones mexicanas.
Ciclicidad y renovación de las esperanzas de millones, de un pueblo.
miércoles, 26 de mayo de 2010
GENTE Arthur Cravan -La poesía como box

Arthur Cravan -su nombre verdadero era Arthur Lloyd- fue un poeta y boxeador suizo de familia inglesa (sobrino de Oscar Wilde) nacido en 1887 en suiza, y que murió cerca de Salina Cruz, Oaxaca, en 1918. Su infancia y formación en Europa oscilan entre Suiza, Francia e Inglaterra. En 1912, a la edad de veinticinco años, resulta editor de la revista "Maintenant", publicación satírica de la que fungía como único redactor. En París establece relaciones íntimas con las vanguardias y con artistas como Kees Van Dongen, André Bretón y Robert Delaunay. Junto a este último, en 1914, ante el estallido de la primera guerra mundial, se muda a España. Allí conoce a Francis Picabia y a muchos exiliados asentados en Barcelona. Y es ahí donde, Cravan, de dos metros de altura y aficionado al boxeo, practica de manera más
disciplinada e intensa ese deporte. En 1916 tiene una gran pelea con Jack Johnson que resulta un éxito en taquilla pero un desastre en el ring: Cravan cae noqueado al minuto de comenzada. Poco después viaja a EU, donde conoce a la vanguardia neoyorkina: Man Ray, Marcel Duchamp, etc. En Nueva York dicta una confererencia borracho en la que insulta a un público cuáquero que casi lo lincha. Para diciembre de 1916 Cravan se encuentra en Canadá y decide viajar a México. A finales de mes llega a la capital y se establece junto con su nueva esposa -a la que conoció en Nueva York-, la poeta y pintora Mina Loy. Cravan vive aproximadamente ocho meses en la Ciudad de México, obteniendo recursos como instructor de Box de Escuela de Cultura Física Ugartechea, ubicada en la calle de Tacuba, y de sus peleas públicas contra Honorato Castro y contra el campeón nacional Jim Smith, realizadas a mediados de 1918.
En septiembre la pareja viaja a Veracruz y luego a Salina Cruz con la intención de mudarse a Buenos Aires. Mina Loy abandona el país y él acuerda con ella alcanzarla, sin embargo, la última carta de es escrita el 3 de septiembre de 1918, dirigida a su madre. La última vez que se le vio fue en Puerto Angel.
Arthur Cravan desaparece sin rastro. ¿Rumores? Uno, construyó una precaria barca que pretendía cruzar el mar hasta Buenos Aires, muriendo en el intento. Dos, fue asesinado en una pelea de taberna y seguramente enterrado o arrojado en un baldío o río inaccesible. Tres, Cravan sigue vivo.
Información fiable, un par de libros y una película. Y nada nada más.
¡¡¡ ¿Quién será el guapo que se irá a meter a Archivos de la Ciudad de México y de Puerto Angel a sudar el culo y encontrar algo de información sobre los últimos meses y días del más guapo pre-dadaísta de la historia? !!!
lunes, 24 de mayo de 2010
BIERCE´S MASTERPIECES 1

MAN: An animal so lost in rapturous contemplation of what he thinks he is as to overlook what he indubitably ought to be. His chief occupation is extermination of other animals and his own species, which, however, multiplies with such insistent rapidity as to infest the whole habitable earth and Canada.
WOMAN: An animal usually living in the vicinity of Man, and having a
rudimentary susceptibility to domestication. It is credited by
many of the elder zoologists with a certain vestigial docility
acquired in a former state of seclusion, but naturalists of the
postsusananthony period, having no knowledge of the seclusion,
deny the virtue and declare that such as creation's dawn beheld,
it roareth now. The species is the most widely distributed of all
beasts of prey, infesting all habitable parts of the globe, from
Greeland's spicy mountains to India's moral strand. The popular
name (wolfman) is incorrect, for the creature is of the cat kind.
The woman is lithe and graceful in its movement, especially the
American variety (felis pugnans), is omnivorous and can be
taught not to talk.
sábado, 22 de mayo de 2010
Glamour posmo
lunes, 17 de mayo de 2010
CONTRAPESO MEDIÁTICO

Sentados sobre un césped pobre en una tarde de invierno un pendejo me decía: “a manera de freno a la influencia de algunos medios de comunicación masiva – televisión, periódicos y portales de internet- urge una intensa contra-campaña informativa en todos los rubros con objeto de tratar de revertir las tendencias generales en la opinión pública ocasionados por éstos. Necesitamos erguir un contrapeso mediático, estudiantil en primera instancia, encaminado a hacer eco crítico y reactivo en la sociedad sobre el desastre que vive nuestro país -crisis económica, creciente autoritarismo gubernamental, militarización, violencia, descontento generalizado, abusos de las empresas nacionales e internacionales, graves recortes a educación y un larguísimo etcétera-: este esfuerzo intentaría llevar fuera de las universidades y cuerpos colegiados, mediante nuevos y viejos formatos capaces de interpelar al pueblo en el espacio público, a saber, plazas, parques, parabuses, aceras, semáforos, esquinas y transporte público, el uso de la cabeza y los huevos en contra de las distopías y culeradas posmodernas"
Yo le contestaba: “ajá guey”
El pendejo continuaba diciendo: “los estudiantes se organizarán para repartir folletos, informar en el transporte público, efectuar happenings y arte urbano en puntos estratégicos, entablar mesas redondas en plazas públicas y parques transitados, montar protestas frente a las sedes de los poderes fácticos e instituciones negativas para el país, etcétera. Además, se encargarán de pensar en la publicación de algún órgano informativo periódico impreso o virtual perteneciente a una gran asamblea universitaria preocupada y activa en relación con los grandes problemas nacionales y globales. Si no es de nosotros, de ningún lado surgirá una verdadera oposición larga y sincera a esta gran tragicomedia”
Yo le respondía: “cuenta conmigo, guey”
Él: "Bangkok"
Yo: "sans culottes biliosos"
Al terminar de decir ésto un enorme viento acre que vino del norte y que meció nuestros cabellos y orilló a crujir violentamente las ramas de los árboles hizo el favor de nos callar. Miré al pendejo, el pendejo me miró: ambos reímos exhaustos.
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